viernes, 11 de septiembre de 2009

«El gobierno sudanés me liberó para que no cuente lo que ocurre en la cárcel»


MADRID-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Reconocida activista sudanesa pro derechos humanos, Lubna Ahmed al Hussein forma parte de ese peligroso binomio –mujer y periodista- al que tanto teme el régimen dictatorial de Omar al Bashir. Desde hace años su columna semanal –“Men Talk”- del periódico “Alsahafa” se ha convertido en una de las pocas armas arrojadizas que permiten a la oposición sudanesa luchar contra una de las dictaduras más feroces del mundo.


Unas vejaciones que el pasado 3 de julio le tocó sufrir en carne propia. Ese día, y bajo el delito de vestir pantalones en un lugar público - una vestimenta que la ley islámica considera indecente-, fue condenada junto a otras 12 compañeras a una pena de 40 latigazos.
Tras dos meses de batallas legales, el pasado martes Lubna abandonaba la cárcel después de que la Unión de Periodistas pagara una multa de 500 libras sudanesas (140 euros). Una iniciativa, orquestada contra su voluntad, ya que prefería cumplir la condena de 30 días que finalmente le fue impuesta, en lugar de pagar por su libertad a un régimen dictatorial.
Este es un adelanto de la entrevista exclusiva con Lubna Ahmed que "ABC" publicará mañana.


- ¿Cuáles fueron las circunstancias de su arresto?
- Cuando ocurrió no me lo podía creer. Pensaba que era una broma de mal gusto. Estaba tranquilamente con unas amigas en una restaurante de Jartum cuando varios policías nos abordaron bajo la acusación de “vestir ropa indecente”, un delito cuya pena nos comunicaron que era de 40 latigazos. Tras ser conducidas a la comisaría, finalmente pude contactar con mi abogado, quien negoció mi libertad a la espera de juicio. Pero el resto no tuvo tanta suerte. De las 13 mujeres que fuimos detenidas, diez de ellas no contaban con asistencia letrada, y dos días después fueron azotadas en público, en aplicación del artículo 152 del Código Penal de Sudán. Durante todo el tiempo que duró la pesadilla no tuvimos acceso a ningún tipo de acusación formal, tan sólo se trataba de nuestra palabra contra la de unos testigos que denunciaban nuestro comportamiento.


-Tras ser sentenciada finalmente a 30 días de cárcel, prefirió encarar la pena a pagar una fianza de apenas 500 libras sudanesas (140 euros) ¿Por qué?
-Pagar mi fianza hubiera significado reconocer la legalidad de ese Tribunal. Y la legalidad de su equívoca jurisprudencia. No quise pagar ya que de este modo les hubiera otorgado una victoria ante la comunidad internacional y un reconocimiento social ante la opinión pública. Cumplir la pena era una victoria más eficaz que lograr la libertad.


-¿Cuáles cree que fueron las razones que motivaron que la Unión de Periodistas Sudaneses decidiera pagar su fianza tan sólo un día después de la ejecución de la sentencia?
-La Unión de Periodistas Sudaneses es un órgano controlado en su totalidad por el Gobierno. Por tanto, fue el propio Gobierno sudanés quien decidió mi liberación. Las razones son obvias. Tras el revuelo mediático que ha despertado mi caso en la opinión pública, ni al presidente Bashir ni a sus acólitos les interesaba mi encarcelamiento por temor a que una periodista pudiera informar de las irregularidades que ocurren en sus cárceles. Han querido evitar que denunciara lo que ocurre de puertas para adentro.

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