CHILE.- ( AGENCIALAVOZ.ORG ) Fueron tres olas gigantes, pero la última "fue la peor". Entró al menos un kilómetro en tierra firme y arrasó a este pueblo pesquero el sábado por la madrugada, tras el terremoto, pero de sus casi 1.000 habitantes solamente uno murió.
Los pobladores relataron a AP el miércoles que la experiencia vivida durante un maremoto en 1960, les salvó la vida, ya que al producirse el terremoto de magnitud 8,8, todos escaparon hacia un cerro cercano, relató Silvia Figueroa.
De las 200 casas que había, más de 100 fueron completamente destruidas, incluso el restaurante "Vista al mar", de Figueroa, ubicado al frente de la costa de Llico, unos 500 kilómetros al sur de Santiago.
"En dos y tres minutos se fue toda una vida de trabajo", dijo la mujer, de 48 años.
"Fueron tres olas gigantes, pero la tercera fue la peor".
El rastro dejado por el agua dejó en evidencia, que el mar penetró al menos un kilómetro hacia el interior, llevando todo a su paso.
Al menos 600 habitantes que perdieron sus viviendas están albergados en 17 refugios temporales, entre los albergados hay 150 menores de edad, dijo Marcela Sáenz, una voluntaria al frente de la organización de los campamentos.
Llico, cinco días después de la catástrofe, está sin electricidad, ni hay tiendas con víveres.
Sáenz se quejó de falta de ayuda de las autoridades.
"Chile se jacta de tener el mejor armamento del mundo...que somos los mejores del mundo", dijo Hugo Escobar, de 36 años.
"Pero este golpe nos mostró que no estamos preparados para nada".
El terremoto del sábado, uno de los más poderosos de los que se tiene registro, además de devastar importantes ciudades del interior, el tsunami que siguió arrasó numerosas poblaciones costeras, habitadas principalmente por pescadores.
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