PEKIN-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La China vive días dramáticos desde que se avivara la rivalidad entre las etnias "han" y "uigur", en la región Xinjiang, ubicada en el noroeste del país. Ahora, el gobierno de Pekín confirmó la muerte de 184 manifestantes mientras produce el éxodo de este grupo.
El conflicto latente entre los dos grupos étnicos se disparó a raíz del asesinato de un joven de la etnia han a manos de un grupo de hombres de la etnia uigur.
Según datos oficiales, 137 de los muertos pertenecerían a la etnia han, 46 serían uigures musulmanes y sólo uno sería de la etnia hui. Se calcula que hasta el momento, murieron 157 hombres y 27 mujeres.
Sin embargo, la líder uigur Rebiya Kadeer sostuvo en una conferencia de prensa reciente que las víctimas podrían ser miles, si se tienen en cuenta los "reportes no confirmados". El gobierno chino acusó a Kadeer de tener "estrecho contacto con organizaciones terroristas".
Por ahora, el país asiático mantiene el toque de queda que paraliza todas las ciudades durante las noches, además de limitar el acceso a Internet y cerrar las mezquitas donde los iugures, de religión musulmana, entraban a orar.
Sin embargo, los iugures no se rindieron, sólo decidieron trasladarse. Después de enfrentarse violentamente el 5 de julio pasado con la policía de Xiajiang (en su mayoría de la etnia han), los iugures emprendieron el largo camino del exilio, principalmente a Kashgar, la ciudad vecina de Urumqi, según publicó el sitio español 20 Minutos.
Los disturbios habrían empezado a fines de junio, en un barrio obrero de Urumqi, la capital de Xiajiang, cuando Huang Cuilian, una chica han de 19 años que trabajaba en una fábrica de juguetes, entró por equivocación al dormitorio de sus compañeros iugur.
Al parecer, los hombres le hicieron una broma que la hizo huir asustada, lo que dio lugar a malos entendidos y a la pelea entre ambos grupos de trabajadores, según publicó el sitio español.
El conflicto latente entre los dos grupos étnicos se disparó a raíz del asesinato de un joven de la etnia han a manos de un grupo de hombres de la etnia uigur.
Según datos oficiales, 137 de los muertos pertenecerían a la etnia han, 46 serían uigures musulmanes y sólo uno sería de la etnia hui. Se calcula que hasta el momento, murieron 157 hombres y 27 mujeres.
Sin embargo, la líder uigur Rebiya Kadeer sostuvo en una conferencia de prensa reciente que las víctimas podrían ser miles, si se tienen en cuenta los "reportes no confirmados". El gobierno chino acusó a Kadeer de tener "estrecho contacto con organizaciones terroristas".
Por ahora, el país asiático mantiene el toque de queda que paraliza todas las ciudades durante las noches, además de limitar el acceso a Internet y cerrar las mezquitas donde los iugures, de religión musulmana, entraban a orar.
Sin embargo, los iugures no se rindieron, sólo decidieron trasladarse. Después de enfrentarse violentamente el 5 de julio pasado con la policía de Xiajiang (en su mayoría de la etnia han), los iugures emprendieron el largo camino del exilio, principalmente a Kashgar, la ciudad vecina de Urumqi, según publicó el sitio español 20 Minutos.
Los disturbios habrían empezado a fines de junio, en un barrio obrero de Urumqi, la capital de Xiajiang, cuando Huang Cuilian, una chica han de 19 años que trabajaba en una fábrica de juguetes, entró por equivocación al dormitorio de sus compañeros iugur.
Al parecer, los hombres le hicieron una broma que la hizo huir asustada, lo que dio lugar a malos entendidos y a la pelea entre ambos grupos de trabajadores, según publicó el sitio español.
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