domingo, 12 de julio de 2009

Sonia Sotomayor, en la recta final para ser juez del Supremo de EEUU


EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Sonia Sotomayor se enfrenta a partir de este lunes al examen más importante de su carrera como magistrada: su confirmación en el Senado como juez del Tribunal Supremo de EEUU. De triunfar en el envite, Sotomayor, de origen portorriqueño, se convertirá en la persona de la minoría hispana que ha ocupado una posición de mayor responsabilidad en la historia del país.


Según la mayoría de analistas, Sotomayor lo tiene todo a su favor, y sólo una actuación paupérrima podría descarrilar su confirmación. Y es que, tras el juramento de Al Franken como senador de Minnesota, los demócratas han alcanzado la cifra mágica de 60 senadores, suficientes para romper la minoría de bloqueo republicana.
Sin embargo, la juez no ha querido correr el menor riesgo, y se ha pasado el último mes y medio preparando a conciencia la prueba con un equipo de asesores proporcionado por la administración Obama. Además, como parte del proceso de preparación, ha realizado llamadas de cortesía y reuniones con 89 senadores, a quienes ha intentado convencer de su fidelidad a la ley y a su espíritu a la hora de interpretarla.
Actualmente, el Supremo se encuentra dividido entre dos bandos: uno progresista y otro conservador, cada uno con cuatro magistrados. El noveno miembro de la corte no está adscrito a ninguna de las dos tendencias, y se decanta por un grupo u otro en función de cada caso. Se espera que Sotomayor, que sustituirá a David Souter, uno de los miembros del sector progresista, no altere este equilibrio.
A pesar de sus mínimas opciones de bloquear la confirmación, se prevé que algunos legisladores conservadores harán todo lo posible por poner a Sotomayor contra las cuerdas, y demostrar a sus electores y a los grupos de presión su celo conservador.
Puesto que, históricamente, el Tribunal Supremo ha jugado un papel determinante en EEUU a la hora de regular asuntos controvertidos como la legalización del aborto o el fin de la segregación racial, en los últimos años los procesos de confirmación se han convertido en el escenario de agrias batallas ideológicas.


Debe evitar los temas espinosos
El cargo de juez del Supremo es vitalicio, y una vez nombrado de forma oficial, no puede ser destituido ni tan siquiera por el mismo presidente, lo que otorga a estos magistrados un enorme poder dentro de la arquitectura institucional del Estado.
De acuerdo con el manual, Sotomayor debería limitarse a demostrar su profundo conocimiento sobre la jurisprudencia del Tribunal Supremo, evitando pronunciarse de forma clara sobre los asuntos más polémicos, y que forman parte de las batallas culturales que libran la América conservadora, y la progresista. En concreto, las cuestiones más espinosas suelen ser siempre las referidas al aborto, a los derechos de los homosexuales, y al derecho a portar armas. Durante su carrera, Sotomayor no ha abordado algunos de estos asuntos, por lo que su opinión es una incógnita, si bien se cree que está más cercana a las posiciones progresistas.
En cambio, sí se espera que aproveche la ocasión para explicar unas polémicas declaraciones realizadas años atrás en las que sostenía que una "latina juiciosa" podía tomar mejores decisiones que un hombre blanco, y que se han convertido en la principal línea de ataque de los republicanos desde que Obama hizo pública su nominación. Igualmente, se prevé que sea cuestionada sobre su fallo en un caso de discriminación positiva del departamento de bomberos de New Haven, en Nueva Jersey, invalidado recientemente por el Supremo.


Obama también se juega mucho
Al poner en cuestión su aproximación a las cuestiones raciales, los republicanos deberán andar con pies de plomo, pues no pueden dar la imagen de que su oposición a Sotomayor se debe a su condición de hispana. De ser así, sepultarían sus aspiraciones de congraciarse con una comunidad con un crecimiento demógrafico imparable, y que en las pasadas elecciones se decantó mayoritariamente por los demócratas.
Los senadores demócratas, por su parte, resaltarán en sus intervenciones las credenciales de Sotomayor, que se ganó una excelente reputación como juez de un tribunal de casación. En caso de ser confirmada, sería la tercera mujer en la historia de la institución, cuenta con una historia de superación personal muy parecida a la de Obama, y que encaja perfectamente con el sueño americano.
Precisamente, el presidente Obama la llamó el domingo para desearle suerte. Aunque es ella quien debe pasar la prueba de fuego, Obama también se juega mucho en el proceso, pues el fracaso de Sotomayor representaría el primer gran tropiezo de su presidencia.

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