CHINA-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) La ciudad de Urumqi, en el noroeste de China y escenario de tres días de violencia entre chinos de la etnia mayoritaria han y uigures musulmanes, ha declarado el toque de queda, en un intento de frenar la escalada de violencia.
El secretario del Partido Comunista de China (PCCh) en la región de Xinjiang, Wang Lequan, informó en un discurso televisado de la medida, que prohibirá a los ciudadanos salir a la calle desde las 21 horas y hasta las 8 de la mañana, "para evitar un aumento del caos", informa Efe.
Si el domingo fue el día de la protesta de los musulmanes uigures, hoy han sido los chinos han quienes han tomado la iniciativa y han salido a las calles de la ciudad en venganza y a la caza de los uigures.
En un ojo por ojo diente por diente, la población han de la capital de Xinjiang, Urumqi, ha tomado el control de las calles del centro y se ha armado con palos, vigas, barras de hierro, rastrillos y hasta con catanas y cuchillos y peinan las calles del centro para vengar su ira.
Pekín ha desplazado a 20.000 policías y paramilitares a la zona, que ahora tiene acordonada, en especial la del Gran Bazar donde se iniciaron los disturbios el domingo, y trata de hacer cumplir el toque de queda aunque con poco éxito.
Turbas de chinos han, que fueron vistas por elmundo.es, avanzaban hacia el sur de la ciudad, en la zona del Gran Bazar, gritando venganza y dejando patente que quieren tomarse la justicia por su mano. "No confiamos en las fuerzas de seguridad", comentaba un manifestante a elmundo.es. Progresivamente el grupo de chinos han aumentaba al sumarse nuevos manifestantes en su avance hacia los núcleos habitados por uigures.
Una de las principales mezquitas de la ciudad, Han Teng Geli, ha tenido que ser protegida y acordonado por 300 efectivos policiales, ya que los familiares de una víctima de la etnia habían entrado en el interior del templo.
La situación está sobrepasando a las Fuerzas de Seguridad que, por el momento, no han respondido mientras la tensión sigue en aumento. El toque de queda pretende contener la violencia en la ciudad.
Internet no funciona y las comunicaciones son intermitentes y poco se sabe de lo que ocurre en la periferia de la ciudad aunque llegan rumores de nuevos enfrentamientos étnicos.
Distintas fuentes apuntan que los disturbios se han extendido a otros núcleos uigures de la provincia Xinjiang.
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