martes, 6 de octubre de 2009

El polvorín de Jerusalén


ISRAEL-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Días de ligera lluvia y mucha tensión azotan Jerusalén. Los miles de policías israelíes desplegados en la ciudad recuerdan la Intifada cuando, tras las plegarias de los viernes en las Explanada de las Mezquitas, se sucedían violentos enfrentamientos.


Después de varias jornadas de pedradas, choques y amenazas dialécticas, la tensión se palpa en cada metro del kilómetro cuadrado más antiguo de Jerusalén. Mientras miles de judíos celebran la festividad de Sucot, sólo los palestinos mayores de 50 años y con carné de identidad israelí pueden entrar en la Explanada de las Mezquitas.
"Los enfrentamientos con la policía perjudican mi negocio, pero lo más importante para un musulmán es defender Al Aksa", dice Ahmed, dueño de un puesto de ropa en unas de las callejuelas adyacentes. Y es que, gracias a los medios de comunicación árabes y a numerosos políticos, la calle palestina y musulmana cree realmente que radicales judíos "desean tomar estos días el control de las Mezquitas de Al Aksa y Omar", el tercer lugar más sagrado para el islam y que es llamado por los judíos Monte del Templo, aunque el único resto que queda es el Muro de las Lamentaciones, el lugar más sagrado para esa confesión religiosa.

Un joven palestino en Jerusalén.
Los actuales choques entre los agentes israelíes y los palestinos no son espontáneos. Y no precisamente por el argumento de la Policía, que descubrió bolsas preparadas con piedras en varios rincones de la Explanada. Todo empezó- o, mejor dicho, volvió a empezar- en la mañana del domingo 27 de septiembre, horas antes el Yom Kipur, el Día del Perdón judío. Entonces, un grupo de personas -según Israel, turistas franceses; según los palestinos, colonos extremistas- visitó la Explanada de las Mezquitas. Unos 200 palestinos les recibieron con piedras, iniciándose enfrentamientos que provocaron heridos y detenidos.
Independientemente de los hechos, las imágenes pusieron en pie de guerra a muchos, como el radical Raed Salaj. El viernes, este carismático líder de la facción norte del Movimiento Islámico de Israel, encabezó una enorme manifestación en la localidad árabe israelí de Um El Fajem, apoyando al grupo islamista Hamas y exigiendo a todos los fieles musulmanes "que vayan a salvar con sus cuerpos las mezquitas Al Aksa y Omar ante la invasión judía".
"El mundo árabe debe movilizarse para evitar que los sionistas dominen la ciudad"
Hamas se sumó a la campaña alertando sobre "planes para atacar las mezquitas". Los rumores sobre la masiva llegada de "colonos radicales" fueron suficientes para caldear los ánimos. Tanto que tampoco la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se ha quedado atrás. "Los judíos están controlando Jerusalén. Los palestinos y el mundo árabe deben movilizarse para defender Al Aksa y evitar que los judíos y sionistas de todo el mundo dominen la ciudad comprando casas y tierras", aseguró este martes el presidente Abu Mazen, mientras que el Gobierno de Salam Fayad exige a los suyos "enfrentarse a Israel para detener la judaización de Jerusalén”.
La reacción de Abu Mazen y Fayad es básicamente política y tiene que ver más con su lucha con Hamas que con el estancando proceso de paz con Israel. En los ultimos días, palestinos de todos los signos políticos han condenado duramente la postura de la ANP ante el informe de Naciones Unidas elaborado por Richard Goldstone sobre la ofensiva militar en Gaza. La decisión a última hora de Abu Mazen -presionado por EEUU- permitió aplazar hasta marzo la discusión sobre el documento que acusa a Israel y a Hamas de cometer "crímenes de guerra" hace seis meses. "Es una vergüenza. Ha manchado el recuerdo de las víctimas de la agresión sionista", acusa el portavoz del Movimiento Islámico, Sami Abu Zuhri.


El 'Día de la rabia'
La condena ha sido tan fuerte -incluso la de la Liga Árabe- que Abu Mazen ha salido al paso para negar que fuera el causante del aplazamiento y para anunciar una decisión surrealista: nombrar una comisión que investigue los hechos. Acorralado por los suyos, el presidente de la ANP aprovecha la crisis de Al Aksa para reivindicarse y endurecer su discurso contra Israel, pese a que coopera con los judíos a nivel de seguridad en Cisjordania. Si Abu Mazen y Fayad se hubieran quedado de brazos cruzados, dejando a Hamas solo ante Israel, la ANP perdería muchos puntos precisamente en Cisjordania, donde gobierna.
En Israel, mientras tanto, culpan a Hamas "de fabricar la crisis y promover la violencia". Destacados ministros exigieron la detención del jeque Salaj, conocido ya como 'Jeque Al Aksa', que volvió a pedir el martes a los palestinos que "vayan inmediatamente a defender con su cuerpo las mezquitas". Y al anochecer la policía le detuvo, acusándole de "incitar a los últimos actos de violencia en Jerusalén Este". En el pasado fue detenido varias veces siendo condenado a dos años de cárcel por "asistencia a grupo terrorista".


"Israel enciende cerillas para provocar un incendio y aumentar la tensión"
Mientras, Jordania y EEUU intentan calmar los ánimos. Amán ha exigido a Israel que a partir de ahora prohíba la entrada de judíos y turistas en la Explanada. Desde 2003, hay un 'statu quo' no escrito que establece que pueden entrar entre las 7.30 y las 10.00 horas, y entre las 12.30 y las 13.30. Pero la autoridad islámica que administra el lugar asegura que, hace varias semanas, grupos extremistas judíos colocaron anuncios advirtiendo que "iban a subir a rezar y controlar el lugar".
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) denuncia que "Israel enciende cerillas con la esperanza de provocar un incendio y aumentar deliberadamente la tensión en Jerusalén Oriental ocupada, en vez de tomar medidas para aplacar la situación". El importante jeque egipcio Yusef al Qaradawi ha pedido a los palestinos que se manifiesten contra Israel este viernes. Fecha que ha proclamado como el "Día de la Rabia" y el "Día de Al Aksa".


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