EE.UU. -( AGENCIALAVOZ.COM ) Esteban Contreras tuvo un mal presentimiento cuando su hija y su yerno le dijeron que se iban a introducir furtivamente a Estados Unidos por la frontera con sus hijos.
"Vas a poner en peligro las vidas de tus hijos", le advirtió a su yerno en el poblado del centro de México donde todos vivían. "Vas a poner en peligro la vida de tu esposa, tu propia vida".
"Vas a poner en peligro las vidas de tus hijos", le advirtió a su yerno en el poblado del centro de México donde todos vivían. "Vas a poner en peligro la vida de tu esposa, tu propia vida".
"Me contestó que había encontrado un buen traficante, que todo iba a salir bien, no iba a pasar nada", recordó Contreras el viernes en entrevista con The Associated Press.
Pocos días después, en julio del 2008, su hija, su yerno y su nieto de 10 años se ahogaron junto a otros tres pasajeros de una camioneta deportiva que, cargada con unos 20 presuntos inmigrantes ilegales, cayó a un canal cerca de la frontera en una persecución policial. Su nieta, Cecilia Cid Contreras, ahora de 13 años, sobrevivió.
El adolescente Alejandro Toribio Gama, de 16 años, quien según los fiscales manejaba la camioneta, es enjuiciado por asesinato en un caso que demuestra los riesgos extremos que corren algunos traficantes de inmigrantes para evitar ser capturados. Gama podría ser sentenciado hasta a prisión perpetua si es encontrado culpable. Su abogado asegura que el joven no conducía el vehículo.
Cecilia testificó la semana pasada durante casi tres horas en el juicio en Westmorland, a casi 200 kilómetros (unas 120 millas) al este de San Diego.
Recordó que se despertó bajo el agua, sin poder respirar, y nadó hacia la orilla. A través de un intérprete y sin mostrar emoción, la niña relató que Gama la pateó en el abdomen cuando le pidió ayuda para salvar a su familia.
El accidente sucedió tras una persecución de cinco minutos por un camino de tierra en la que un policía de Westmorland aseguró haber llegado a 112 kph (70 mph).
Según Cecilia, el conductor no hizo caso a los pedidos de los pasajeros de que disminuyera la velocidad cuando logró evadir a la policía. La camioneta cayó al canal unos 10 minutos después.
El abogado de Gama, Benjamín Salorio, dijo que el crimen no equivale a un asesinato, incluso si el gobierno puede probar que su cliente era quien manejaba.
"No soy un asesino", dijo Gama a los periodistas tras la jornada del viernes. "Fue un accidente... Me siento muy mal por todo lo que pasó. Hasta podría haber perdido la vida".
El acusado dijo que cruzó la frontera ilegalmente camino a Atlanta, donde tiene parientes. Venía del estado sureño mexicano de Guerrero y esperaba conseguir un empleo trabajando con computadoras, agregó.
La familia Contreras es de San Pablo de los Remedios, en el central Estado de México, desde donde muchos habitantes parten a Estados Unidos.
Cecilia ahora vive allí con su abuelo, que gana unos 1.500 dólares al año por su cosecha de maíz y mantiene a su familia con leche y huevos de sus propios animales. Cuatro de los hijos de Esteban trabajan en construcción en Nueva York.
Aunque la familia le está guardando a la niña la casa donde vivía con sus padres, ella se niega a entrar.
Su padre, Avelino Velasco, tenía 40 años y renunció a su trabajo de camionero para cruzar la frontera. Su madre, Angélica Contreras Reyes, tenía 33.
"Lo único que quiere hacer es estudiar", dijo el abuelo, que viajó con Cecilia para que testificara. "Dice: 'Voy a hacer algo con mi vida'".
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