EE.UU-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Fue el final, como hecho para la televisión, de una saga de semanas de fama y religión: Alberto Cutié, el telegénico sacerdote metido en un escándalo por fotos publicadas en una revista, abandonó la Iglesia Católica Romana para hacerse episcopal --y casarse con la que ha sido su novia durante años.
Pero cuando el nuevo obispo de Cutié, el reverendo Leo Frade, se puso en pie en la Trinity Cathedral de Miami para anunciar la noticia a docenas de reporteros internacionales, atizó el fuego por su cuenta.
''Ya la Inquisición se acabó'', dijo Frade en comentarios ampliamente publicitados luego que el arzobispo católico John C. Favalora lo amonestara por una ''escena pública'' irrespetuosa.
El estilo del comentario es típico de los nueve años de Frade en el cargo, afirman los que lo conocen bien: informal, improvisado y, para algunos, un tanto desafiante.
Durante tres semanas de mayo, el cubanoamericano de 65 años se convirtió en portavoz público de la iglesia episcopal, tradicionalmente anglo, concediendo docenas de entrevistas sobre Cutié, quien se ha mantenido discretamente apartado desde que predicara el domingo anterior en una iglesia episcopal de Biscayne Park.
El primer hispano que ha dirigido la Diócesis Episcopal del Sudeste de la Florida, Frade ha hecho campaña a favor de los derechos de los gays, expandido las misiones de la iglesia al Caribe y Centro y Sudamérica, y, como lo muestra su acercamiento a Cutié, está decidido a reclutar hispanos para las filas episcopales.
Nacido en La Habana y criado como metodista, Frade salió de la isla en 1960.
En su primer año en Asbury College en Kentucky, presenció el racismo en vivo y participó en campañas por los derechos civiles --lo cual le costó su beca.
Se reunió con su familia recién exiliada en Nueva York y, atraído por el estilo tradicional del culto, comenzó a asistir a servicios episcopales en la ciudad mientras trabajaba como cajero de banco y luego como agente de venta de pasajes de avión.
En 1969, Frade se mudó a Miami y se hizo episcopal formalmente en la iglesia All Saints de La Pequeña Habana. Después de estudiar teología en Biscayne College (ahora la Universidad de St. Thomas) y la Universidad del Sur en Sewanee, Tennessee, se hizo diácono en la iglesia Holy Cross de Wynwood en 1977.
Para estimular la membresía, Frade visitó el vecindario puerta por puerta, e incluso invitó a las pandillas a los servicios. Ese método personal le ha ganado el respeto del clero del sur de la Florida, al que ahora dirige.
En 1980, él y Joe Morris Doss, ahora retirado de su puesto de obispo de Nueva Jersey, eran sacerdotes en la iglesia Grace Episcopal de Nueva Orleans, donde los inundaron con llamadas pidiendo ayuda cuando Fidel Castro abrió el puerto del Mariel a los cubanos que querían irse de la isla.
Ellos convencieron a la iglesia de que comprara un viejo cazasubmarinos de la época de la Segunda Guerra Mundial, que bautizaron God's Mercy (``Misericordia de Dios''), unieron fuerzas con un ministro de la Iglesia Metodista Unida de Miami y se lanzaron a una misión de rescate.
Para entonces, el presidente Carter había hecho ilegal el éxodo del Mariel, y el God's Mercy evadió una flotilla de la Guardia Costera de EEUU para llegar al Mariel. Cuando sus 437 pasajeros desembarcaron jubilosos en Cayo Hueso en junio de 1980, Doss y Frade fueron arrestados y acusados de comercio con el enemigo. Fueron condenados, pero un tribunal federal de apelaciones anuló el veredicto en 1983.
''No podíamos dejar a esa gente en esa situación'', dijo Frade, y añadió que la experiencia alentó su compromiso con la lucha por los derechos humanos.
Elegido obispo de Honduras en 1984, él ayudó a refugiados políticos de Nicaragua a encontrar asilo. Durante los siguientes 16 años, hizo crecer la comunidad episcopal de allí de 14 iglesias a 83 y de 1,000 miembros a 20,000.
''Estábamos en el lugar indicado en el momento indicado'', dijo de Honduras, donde construyó iglesias en áreas rurales no atendidas y sumó a su esfuerzo al clero hondureño, incluyendo al obispo actual.
Cuando llegó al sur de la Florida, Frade tenía una meta igualmente ambiciosa: hacer crecer la diócesis en 65,000 miembros y 20 iglesias para el 2010. Pero la iglesia no está ''creciendo tanto como quisiéramos'', admite. Con sólo seis meses por delante, el número de iglesias no ha cambiado y la membresía ha crecido en 3,000, a 38,000. Su nueva fecha tope: el 2020.
Diversificar la membresía de base es otra dificultad. El día de su consagración, cantó un coro de hispanos, afroamericanos, haitianos y nativos de las Antillas británicas, una señal de esperanza para un obispo que domina el español, el francés y el portugués. En la actualidad, la diócesis tiene 15 congregaciones en español, en comparación con 9 en el 2000, y tres en creole, un aumento de uno.
Frade ha sido siempre un partidario acérrimo de los derechos para los gays. En el 2003, él fue el único de los cinco obispos episcopales de la Florida que dio su apoyo al reverendo V. Gene Robinson, quien es abiertamente gay, como obispo de New Hampshire.
''Hay que tener en cuenta que yo soy el obispo de Cayo Hueso, el obispo de South Beach, de Fort Lauderdale'', dijo en aquel entonces a The Miami Herald.
Cientos de episcopales sudfloridanos se alejaron en protesta, aliándose con la Misión Anglicana en América, más conservadora.
El pasado otoño, Frade urgió a sus parroquianos a que votaran contra la Enmienda 2 a la Constitución estatal, que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo, calificándolo de ``su deber cristiano''.
''No podíamos dejar a esa gente en esa situación'', dijo Frade, y añadió que la experiencia alentó su compromiso con la lucha por los derechos humanos.
Elegido obispo de Honduras en 1984, él ayudó a refugiados políticos de Nicaragua a encontrar asilo. Durante los siguientes 16 años, hizo crecer la comunidad episcopal de allí de 14 iglesias a 83 y de 1,000 miembros a 20,000.
''Estábamos en el lugar indicado en el momento indicado'', dijo de Honduras, donde construyó iglesias en áreas rurales no atendidas y sumó a su esfuerzo al clero hondureño, incluyendo al obispo actual.
Cuando llegó al sur de la Florida, Frade tenía una meta igualmente ambiciosa: hacer crecer la diócesis en 65,000 miembros y 20 iglesias para el 2010. Pero la iglesia no está ''creciendo tanto como quisiéramos'', admite. Con sólo seis meses por delante, el número de iglesias no ha cambiado y la membresía ha crecido en 3,000, a 38,000. Su nueva fecha tope: el 2020.
Diversificar la membresía de base es otra dificultad. El día de su consagración, cantó un coro de hispanos, afroamericanos, haitianos y nativos de las Antillas británicas, una señal de esperanza para un obispo que domina el español, el francés y el portugués. En la actualidad, la diócesis tiene 15 congregaciones en español, en comparación con 9 en el 2000, y tres en creole, un aumento de uno.
Frade ha sido siempre un partidario acérrimo de los derechos para los gays. En el 2003, él fue el único de los cinco obispos episcopales de la Florida que dio su apoyo al reverendo V. Gene Robinson, quien es abiertamente gay, como obispo de New Hampshire.
''Hay que tener en cuenta que yo soy el obispo de Cayo Hueso, el obispo de South Beach, de Fort Lauderdale'', dijo en aquel entonces a The Miami Herald.
Cientos de episcopales sudfloridanos se alejaron en protesta, aliándose con la Misión Anglicana en América, más conservadora.
El pasado otoño, Frade urgió a sus parroquianos a que votaran contra la Enmienda 2 a la Constitución estatal, que prohibía el matrimonio entre personas del mismo sexo, calificándolo de ``su deber cristiano''.
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