ISRAEL-. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Un día después de que Benjamin Netanyahu llamara a los palestinos a retomar las conversaciones de paz tras enunciar su propia hoja de ruta para el reconocimiento del fragmentado estado palestino, el mundo árabe se ha sumado al rechazo que provocaron el domingo en Gaza y Cisjordania las condiciones señaladas por el primer ministro israelí.
Una postura que contrasta con el optimismo de EE.UU y el Consejo de la Unión Europea, cuyo residente de turno, Jan Kohout, dijo que Israel ha dado "un paso en la dirección correcta" con el respaldo a la creación de un estado palestino. La misma valoración expresada por el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, para quien "el gobierno del Likud ha reconocido formalmente la solución de dos estados".
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, rechazó la exigencia de que los palestinos deben reconocer a Israel como "el hogar nacional del pueblo judío", condición que, dijo, "aborta cualquier oportunidad para traer la paz".
El octogenario presidente egipcio recordó, durante un acto militar en la ciudad de Anshar, que cuando se entrevistó el pasado 4 de junio con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le transmitió que "el llamamiento de Israel para ser reconocido como un Estado judío desembocaría en un agravamiento de la situación".
Esta cuestión es una pretensión rechazada tanto por palestinos como por el mundo árabe. Detrás subyace el temor a que desactive el derecho de retorno de los millones de refugiados palestinos (que residen en países como Líbano, Jordania, Siria, entre otros), avalado por la ONU y asunto clave en la negociación.
Mubarak aseguró que "la pretensión de eliminar de la Iniciativa de Paz árabe el derecho al retorno de los palestinos no será aceptado en Egipto ni en ningún otro país".
Netanyahu, que el domingo se dirigió a la opinión pública desde una tribuna en una universidad de Tel Aviv, manifestó que el problema de los cuatro millones de refugiados palestinos "debe resolverse fuera de las fronteras de Israel".
Allí dijo que Israel sólo aceptaría un estado palestino que esté "desmilitarizado" y que reconozca a Israel como Estado judío y a Jerusalén como capital indivisible de dicho estado hebreo, entre otras cuestiones clave.
El contencioso de Jerusalén
El presidente de Egipto también afirmó que el futuro de la ciudad santa de Jerusalén es la clave para los problemas entre el mundo árabe y musulmán y Occidente.
Mubarak explicó este lunes que tanto al presidente de EEUU, Barack Obama, como a Netanyahu —con quien se reunió el 11 de mayo pasado— les ha dicho que "resolver la crisis entre árabes y musulmanes con Occidente pasa por Jerusalén", en referencia a lo expresado ayer por el primer ministro israelí.
La prensa oficial siria también se muestra muy crítica con la intervención del líder israelí. Según el diario 'Al Baath', portavoz del partido gobernante sirio, el discurso de Netanyahu es "racista" y "provocador". En su editorial, el rotativo afirma que los planes de paz del mandatario israelí "violan todos los principios y leyes internacionales y desafían todas las resoluciones".
El periódico 'Tishrin', cercano al gobierno, criticó asimismo que Netanyahu presentara a los israelíes como víctimas de los palestinos, "poniendo el carro delante del buey".
Entre los principales puntos críticos del discurso de Netanyahu figuran su rechazo a permitir a los refugiados palestinos regresar al actual Israel, su insistencia en que el futuro Estado palestino debe carecer de ejército o la jurisdicción y control exclusivos de Jerusalén, ciudad que Israel reclama como capital y rechaza compartir con la Autoridad Nacional Palestina.
Condena del Golfo Pérsico
Por su parte, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico dijo que la alocución de Netanyahu "constituye un intento para obstaculizar la solución de dos estados (uno israelí y otro palestino), y supone un categórico rechazo al cese de la construcción de asentamientos judíos".
El secretario general del CCG —compuesto por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrain y Omán —, Abdul Rahman al Atiya, destacó también, en declaraciones a la prensa, que en su discurso Netanyahu mostró una insistencia en continuar con la ocupación israelí de territorios árabes, incluido Jerusalén Este, y negó el derecho de los refugiados palestinos a regresar a su patria.
Asimismo, el responsable del CCG enfatizó que la "política racista y odiosa que sigue el jefe del Gobierno israelí no beneficia a la paz, la seguridad y la estabilidad en Oriente Medio".
Por último, 'Al Atiya' instó a la comunidad internacional y, especialmente, a los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, a "afrontar su responsabilidad ante las justas causas del mundo árabe; sobre todo, la que se refiere a Palestina".
Una postura que contrasta con el optimismo de EE.UU y el Consejo de la Unión Europea, cuyo residente de turno, Jan Kohout, dijo que Israel ha dado "un paso en la dirección correcta" con el respaldo a la creación de un estado palestino. La misma valoración expresada por el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, para quien "el gobierno del Likud ha reconocido formalmente la solución de dos estados".
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, rechazó la exigencia de que los palestinos deben reconocer a Israel como "el hogar nacional del pueblo judío", condición que, dijo, "aborta cualquier oportunidad para traer la paz".
El octogenario presidente egipcio recordó, durante un acto militar en la ciudad de Anshar, que cuando se entrevistó el pasado 4 de junio con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, le transmitió que "el llamamiento de Israel para ser reconocido como un Estado judío desembocaría en un agravamiento de la situación".
Esta cuestión es una pretensión rechazada tanto por palestinos como por el mundo árabe. Detrás subyace el temor a que desactive el derecho de retorno de los millones de refugiados palestinos (que residen en países como Líbano, Jordania, Siria, entre otros), avalado por la ONU y asunto clave en la negociación.
Mubarak aseguró que "la pretensión de eliminar de la Iniciativa de Paz árabe el derecho al retorno de los palestinos no será aceptado en Egipto ni en ningún otro país".
Netanyahu, que el domingo se dirigió a la opinión pública desde una tribuna en una universidad de Tel Aviv, manifestó que el problema de los cuatro millones de refugiados palestinos "debe resolverse fuera de las fronteras de Israel".
Allí dijo que Israel sólo aceptaría un estado palestino que esté "desmilitarizado" y que reconozca a Israel como Estado judío y a Jerusalén como capital indivisible de dicho estado hebreo, entre otras cuestiones clave.
El contencioso de Jerusalén
El presidente de Egipto también afirmó que el futuro de la ciudad santa de Jerusalén es la clave para los problemas entre el mundo árabe y musulmán y Occidente.
Mubarak explicó este lunes que tanto al presidente de EEUU, Barack Obama, como a Netanyahu —con quien se reunió el 11 de mayo pasado— les ha dicho que "resolver la crisis entre árabes y musulmanes con Occidente pasa por Jerusalén", en referencia a lo expresado ayer por el primer ministro israelí.
La prensa oficial siria también se muestra muy crítica con la intervención del líder israelí. Según el diario 'Al Baath', portavoz del partido gobernante sirio, el discurso de Netanyahu es "racista" y "provocador". En su editorial, el rotativo afirma que los planes de paz del mandatario israelí "violan todos los principios y leyes internacionales y desafían todas las resoluciones".
El periódico 'Tishrin', cercano al gobierno, criticó asimismo que Netanyahu presentara a los israelíes como víctimas de los palestinos, "poniendo el carro delante del buey".
Entre los principales puntos críticos del discurso de Netanyahu figuran su rechazo a permitir a los refugiados palestinos regresar al actual Israel, su insistencia en que el futuro Estado palestino debe carecer de ejército o la jurisdicción y control exclusivos de Jerusalén, ciudad que Israel reclama como capital y rechaza compartir con la Autoridad Nacional Palestina.
Condena del Golfo Pérsico
Por su parte, el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) Pérsico dijo que la alocución de Netanyahu "constituye un intento para obstaculizar la solución de dos estados (uno israelí y otro palestino), y supone un categórico rechazo al cese de la construcción de asentamientos judíos".
El secretario general del CCG —compuesto por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrain y Omán —, Abdul Rahman al Atiya, destacó también, en declaraciones a la prensa, que en su discurso Netanyahu mostró una insistencia en continuar con la ocupación israelí de territorios árabes, incluido Jerusalén Este, y negó el derecho de los refugiados palestinos a regresar a su patria.
Asimismo, el responsable del CCG enfatizó que la "política racista y odiosa que sigue el jefe del Gobierno israelí no beneficia a la paz, la seguridad y la estabilidad en Oriente Medio".
Por último, 'Al Atiya' instó a la comunidad internacional y, especialmente, a los países miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, a "afrontar su responsabilidad ante las justas causas del mundo árabe; sobre todo, la que se refiere a Palestina".
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