MIAMI -. ( AGENCIALAVOZ.COM ) Ronald Soza festejó el miércoles su 10° cumpleaños con pastel y canciones de celebración, entonadas por más de 100 niños y sus padres.Su familia estuvo ausente: su madre fue deportada recientemente a Nicaragua y su padre rara vez se aventura a aparecer en público por temor a sufrir la misma medida. Ahora Soza y otros niños -todos ciudadanos estadounidenses cuyos padres podrían ser o ya han sido deportados- exigen opinar en el debate sobre inmigración.
Están demandando al presidente Barack Obama y piden a la corte que detenga las deportaciones de sus padres hasta que el Congreso revise las leyes de inmigración de Estados Unidos.
Los niños, quienes se reunieron el miércoles en la organización no lucrativa de Miami Fraternidad Estadounidense para tratar de llamar la atención a su caso, dijeron que sus derechos constitucionales son violados porque probablemente tendrán que salir del país si sus padres son obligados a irse.
Algunos niños señalaron que sus familias no tenían suficiente dinero para pagar los útiles escolares porque el padre que proporcionaba el sustento fue deportado, y algunos están en riesgo de perder su vivienda. Los pequeños agregaron que están sufriendo penurias psicológicas y físicas.
"Mis calificaciones (notas) bajaron de A a C cuando mi mamá tuvo que irse", comentó Ronald.
Nora Sandigo, directora de la fraternidad, llevó originalmente el caso en representación de los niños contra el gobierno del presidente George W. Bush; presentó nuevamente la demanda en enero en Miami y se agendó una audiencia para agosto.
Sandigo señaló que está frustrada de que el gobierno de Obama no ha hecho más para atender el asunto de la reforma de inmigración.
"Hoy las voces de estos niños no son escuchadas", dijo mientras decenas de jovencitos ondeaban sus banderas sobre una alfombra frente a ella, "pero mañana estos ciudadanos estadounidenses estarán votando", agregó.
Quizá no literalmente, pero muchos de los más de 100 menores reunidos el miércoles ya son adolescentes y tendrán edad de votar en la próxima elección presidencial.
Sandigo dijo que muchos de los padres de los niños llegaron a Estados Unidos antes de que los cambios en materia de inmigración de 1996 les dificultaran más convertirse en residentes legales. Cuando ellos vinieron, argumentó, tenían una expectativa válida de que si no se metían en problemas durante siete años podrían con el tiempo convertirse en residentes legales.
Expertos señalan que el caso tiene un panorama difícil en las cortes porque el Congreso expresamente hizo que la ley fuera retroactiva.
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